Uno de las mayores tragedias, por
no decir la peor, que tuvieron que sufrir los búlgaros como pueblo, fue la invasión
y conquista de sus tierras por manos de los sanguinarios y crueles otomanos, uno de los ejércitos más temibles de aquellos tiempos por su crueldad, fanatismo y codicia, extremos. A
pesar de la fortaleza física y moral de los pueblos balcánicos, no cabe duda de que los turcos
pudieron conquistar la península de los Balcanes, porque no atacaron a un estado
organizado, ni a un pueblo homogéneo, sino a estados y a pueblos de diversa
índole: griegos, búlgaros y serbios estaban completamente divididos en varios
pequeños estados, y eso debilitó terriblemente su poder. Esos pueblos y estados no
supieron concertarse ni para resistir ni para atacar al enemigo común: los
turcos; los recelos entre ellos, los disociaba. y así ocurrió como los emperadores
griegos, contribuyeron a que los otomanos entraran en Europa, por el hecho de
haberles pedido auxilio, repetidas veces, en sus contiendas con los serbios y
los búlgaros.
KarlFM.-
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Pero, al margen de este característica
importante, la principal causa de la victoria de los turcos fue la enorme superioridad
de los ejércitos permanentes de Orckhán, hijo de Otham, y fundador del gran
Imperio Otomano. Gran parte de ese ejército estaba
comprendido por soldados de caballería llamados Espahís ligeramente armados con un sable corvo muy afilado, llamado
cimitarra, y una larga lanza, y los denominados Jenízaros, la infantería otomana. A estas tropas las llamaban yeni (nueva) cheri (milicia), expresión de la cual ha salido el vocablo Jenízaro. Los Jenízaros, fueron un cuerpo
de soldados de infantería creados por el Sultán Murad o Amurath I en 1330 ya
que tenía derecho no sólo a un quinto del botín de guerra de los territorios
conquistados o sometidos, sino también a un quinto de los cautivos.
Para reclutar esta infantería,
los turcos robaban los niños cristianos; en Bulgaria los secuestros fueron
brutales, hasta el punto de que ha quedado permanentemente clavado en la
memoria histórica del sufrido pueblo de Bulgaria. Existe una película búlgara
que relata este hecho con extrema dureza, Time
Of Violence, cuyo titulo original es Време разделно y está basada en una novela, del mismo nombre, del autor búlgaro Anton Donchev, escrito en 1964; la película se estrenó en 1988.
La historia empieza
en el siglo XVII, en una región cristiana de Bulgaria, seleccionada
por los gobernantes otomanos para
servir, como ejemplo, a la
conversión islámica.
Un jenízaro que fue secuestrado de pequeño es enviado para obligar a
los reacios a la conversión. El gobernador turco trata de buscar una
solución pacífica, pero a la larga estallan la violencia, la tortura y
la rebelión. La versión íntegra búlgara consta de 288 minutos divididos
en dos episodios. La tortura, la violencia, el odio, y la rebelión a punto de estallar, son las
claves guionisticas del film. Los sacerdotes musulmanes,
encargados de educarlos, hacían de ellos verdaderos fanáticos. Esa forma de reclutamiento tenía
doble ventaja: debilitaba las poblaciones cristianas búlgaras y daba al
soberano turco, hombres que, debiéndoselo todo, no conocían a nadie más que a
él, a quien estaban consagrados en cuerpo y alma.
Tiempos de Violencia es una película repleta de símbolos, que
reconstruye los detalles la invasión turca en el siglo XVI, pero a la vez,
trata a los temas como el parricidio, el odio fraternal, y la paradójica
imposibilidad de la existencia de un solo un Dios para todas las gentes.
Nevena Angelova
PARA VER LA PELÍCULA (PULSAR EN “CC”
PARA ACTIVAR LOS SUBTITULOS EN INGLÉS, ALEMÁN O BÚLGARO. LA VERSIÓN ORIGINAL ES
EN BÚLGARO).
ADVERTENCIA: EXISTEN SECUENCIAS QUE POR SU CRUELDAD PUEDEN
HERIR LA SENSIBILIDAD DE LOS ESPECTADORES. LA PELÍCULA ESTÁ BASADA EN HECHOS
COMPLETAMENTE REALES.
Parte primera
Parte segunda
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Agradecimientos a YouTube.com
Los Jenízaros, agrupados por compañías de cien hombres, estaban
sometidos a una disciplina rigurosa. Eran a modo de soldados monjes que no
interrumpían sus ejercicios militares sino para recitar las oraciones u oír los
sermones de sus capellanes. Eran soldados de por vida, y les estaba prohibido
casarse; por consiguiente, como ignoraban quienes eran sus padres, la única
familia que tenían se reducía a sus compañeros y las pasiones que los conducían
eran el oficio y el fanatismo religioso. No existía ninguna tropa en Europa que
pudiera compararse con aquella que bien pronto contó cuarenta mil hombres.
Los Jenízaros eran adiestrados
bajo una disciplina estricta con duros entrenamientos físicos, enseñanzas del
empleo de armas de la época y tácticas militares así como una impecable
educación (aprendían diversos idiomas, literatura, contabilidad, etc.) y en
condiciones prácticamente monásticas en las escuelas Acemi Oğlanı. En dichas escuelas de instrucción se esperaba que
permanecieran célibes y fueron alentados a convertirse al Islam, lo que la
mayoría hizo.
Eran conocidos por su ferocidad y
su fanatismo. Eran tales su prestigio y sus privilegios que, desde el siglo XVI
(1680), fueron muchos los que se inventaron todo tipo de argucias para
alistarse en sus filas e incluso terminó permitiéndose el alistamiento en sus
filas de los propios turcos, y no era raro encontrarse incluso con hijos de la
nobleza entre sus filas, a partir de esa fecha, y hasta su disolución en 1826,
comenzó su lenta decadencia como organización militar de élite y se inicia su
cada vez mayor intervención en las intrigas palaciegas y la los asuntos de la
política, llegando en ocasiones a la insurrección armada directa y al
derrocamiento del sultán (y entronamiento de un sultán alternativo).
Tras décadas de ineficiencia en
combate y abusos de influencia política, mezclados con indisciplina y ambición,
los jenízaros se habían convertido en un problema para el gobierno del sultán,
pero su poder militar los hacía aún temibles para la aristocracia otomana,
en tanto los jenízaros podían promover revueltas palaciegas para deponer o
nombrar sultanes, a imitación de la corrupción ocurrida en
la guardia pretoriana de Roma. Finalmente, en 1826, los Jenízaros fueron disueltos y desbandados violentamente por el sultán Mahmud II en el llamado Incidente
Afortunado, que suprimió por la fuerza a esta tropa.
1 comentario:
Por eso en los balcanes se desconfia de musulmanes.
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