Cuando se prepara un viaje saltan a la vista muchos interrogantes a resolver; el principal es trazar el destino y una vez en el, diseñar las rutas. Mucha gente suele
buscar diversos lugares según sus gustos y bolsillos, los hay que prefieren los destinos clásicos, otros buscan el exótismo, la aventura o la diversión, pero al
margen de estas coordenadas geográficas y tendencias concretas,
existe un grupo de personas que prefiere los emplazamientos poco conocibles pero, riquísimos
en cultura y tradiciones, valores que incrementarán nuestro bagaje experimental por
estos mundos; se trata de países a los que muy pocos
se atreven a ir, no porque resulten peligrosos o extremadamente lejanos o costosos,
sino porque apenas llega información de los mismos y porque no suelen popularizarse
internacionalmente desde sus propios mecanismos de turismo, y menos desde los tour operators.
Bulgaria es uno de estos
destinos; se trata de un país repleto de múltiples contrastes, que van desde su increíble naturaleza, historia, monumentos, gastronomía, enología, música, costumbres, tradiciones y mujeres, hasta el abandono completo de sus infraestructuras, transportes, conservación del patrimonio cultural y mantenimiento de sus ciudades. Sin embargo, esta dualidad es lo que precisamente confiere a Bulgaria su encanto, esta oscilación entre lo antiguo y lo emergente, entre sus polos de máximo contraste.
Esta nueva sección dentro del blog irá tocando los principales destinos turísticos de Bulgaria que personalmente encuentro imprescindibles de ver, bien por su belleza, por su historia, por su folklore o por diversas razones que le confieren ese lugar especial para no pasar de largo. Iniciaremos primero nuestro recorrido por Melnik, la ciudad de las pirámides de arenisca dorada.
KarlFM
Antes que nada no debemos confundir la ciudad checa de Mělník,
en la región de Bohemia Central, con la ciudad búlgara de Melnik, a unos 160 kms. de Sofía,
sita en la provincia de Blagoevgrad, al suroeste de Bulgaria, concretamente en
el suroeste de las montañas de Pirin. La ciudad es una maravillosa reserva arquitectónica ya que solamente 96 de sus construcciones han sido declarados monumentos culturales.
Con
una población de 385 habitantes, es la ciudad más pequeña de Bulgaria pero mantiene
su condición de ciudad por razones históricas. Se halla ubicada en un lugar escarpado, sobre rocas de piedra arenisca, con
casas colgadas de las rocas y con una amplia calle central que destaca su esplendor noble. Sus orígenes datan de los milenarios tiempos tracios, donde una tribu tracia denominada mcdi habitó sus legendarias tierras; del seno de este misterioso linaje salió, Spartacus, el gran líder de los esclavos
de Roma.
Los antiguos búlgaros llamaron a
la población Melon nombre que tiene
su origen en la palabra eslava mel que
significa arcilla blanca. Durante la
primera mitad del siglo XIII, Melnik
se convirtió en un gran centro político, económico y cultural, cuando Alexii Slav (Alexis, el Eslavo), un
descendiente de la dinastía Assen y soberano de las montañas Rodopes y Pirin durante
el Segundo Imperio Búlgaro, convirtió la ciudad en la capital de su principado feudal, construyendo en la misma muchos
edificios notables. Se casó con la hija del emperador latino Enrique de Flandes
en noviembre de 1208, dejando la ciudad búlgara de Veliko Tarnovo y estableciéndose como gobernante independiente de
los montes Ródopes. Alexii Slav se convirtió en vasallo de
Enrique de Flandes después de la derrota búlgara cerca de Plovdiv, Bulgaria.
Enrique se comprometió a apoyar sus aspiraciones al trono búlgaro y concedió a Alexii Slav el título de déspota (despotes), de ahí que también
sea conocido por Despot Eslav, el Déspota
Eslavo.
Según los arqueólogos los barrios
residenciales no solo se establecieron en la colina de San Nicolás, centro del Melnik
medieval, sino que también en la parte norte de la colina. Las ruinas mas
conocidas son las pertenecientes a la Casa
de los Boyars, situadas en la parte este de la ciudad.
El museo de historia de Melnik esta situado en la Casa Pashov, donde se exhiben piezas de
cerámica encontradas en los terrenos de la ciudad y en la colina de San Nicolás (Fortaleza eslava), que protegía la ciudad de las
embestidas bizantinas. En su
planta baja se puede degustar vinos de las distintas bodegas de Melnik.
La ciudad ella misma es un gran
museo ya que sus casas están distribuidas en forma de anfiteatro alrededor de
las rocas doradas de Melnik, formando
así pequeñas calles llenas de entrañables tiendas. Las casas mas destacadas son
las de Sandukchievs, Lambovs, Jankovs y
Daskalevs. Pero la mas impresionante es la Casa Kordupúlov, construida en el año 1758, el edificio más grande de los Balcanes de la época del renacimiento nacional búlgaro, y perfectamente conservado.
Tiene tres plantas y está decorada con vitrales vieneses e impresionantes
tallados en madera. Pero tal ves el elemento más misterioso de esta casa sea su
impresionante bodega subterránea, en la que antaño se dejaban añejar 300 toneladas de
vino.
Uno de los atractivos mas importantes
de la ciudad de Melnik es, sin lugar a dudas, sus 17 kms. de pirámides de arenisca dorada que al marfgen de su composición ofrecen diversas formas curiosas como de obeliscos, torres antiguas y hongos. Muy cerca de Melnik encontramos encontramos
el precioso y antiguo Monasterio de Rozhen y las termas de Sandanski, en cuya ciudad Sandanski se cree que nació Spartacus.
El área de Melnik es una de las más importantes regiones productoras de vino.
La tradición de cultivar uva data desde la Edad Media. En las viejas casas de Melnik existen pintorescas bodegas
excavadas en la roca. El suave clima y el gran número de días soleados
favorecen al crecimiento de los viñedos. El vino de Melnik se produce de una vieja especie de uva búlgara, la vid de
hoja ancha especial y posee un único sabor, color rojo oscuro y excelente
aroma. La fama de los vinos de Melnik
es a nivel mundial. Winston Churchill
compraba cada año 500 litros de vino tinto.
En el transcurso de su historia Melnik fue quemada en múltiples
ocasiones, pero siempre resucitó de las cenizas con todo su esplendor. Su
aspecto actual data de la época del Renacimiento Nacional, cuando los
habitantes de las ciudades amasaron fortuna gracias al comercio. Hoy el
panorama de Melnik semeja la
ilustración de un cuento infantil, con sus relucientes paredes encaladas,
románticos salidizos adornados de flores en verano y tejados rojizos, todo ello
sobre el telón de fondo de las imponentes pirámides areniscas y el azul del
cielo.
Melnik, Bulgaria, tiene un numero limitado de restaurantes, la mayoría de cocina regional y muy buenos. Uno de los lugares mas populares para comer y beber es el restaurante Mencheva Kashta (La Casa de Mencheva), de altissimo nivel gastrónomico y cn tipica comida búlgara (personalmente siempre que voy a Melnik voy a este restaurante); la decoración rústica y antigua es una pasada. También os recomiendo Хотел механа Чинарите (Hotel Taberna Chinarite).
Melnik, Bulgaria, tiene un numero limitado de restaurantes, la mayoría de cocina regional y muy buenos. Uno de los lugares mas populares para comer y beber es el restaurante Mencheva Kashta (La Casa de Mencheva), de altissimo nivel gastrónomico y cn tipica comida búlgara (personalmente siempre que voy a Melnik voy a este restaurante); la decoración rústica y antigua es una pasada. También os recomiendo Хотел механа Чинарите (Hotel Taberna Chinarite).