lunes, agosto 23, 2010

TIPS A TENER EN CUENTA SI VIAJAS A BULGARIA


La moneda oficial es el (\'leva\' al plural; significa \'león\', uno de los símbolos del país). En la mayoría de las ciudades hay un suficiente número de cajeros y en buena parte de los restaurantes, hoteles y tiendas se puede pagar con tarjeta (los cheques no son tan populares). Sin embargo, si se viaja a pueblos pequeños o aldeas, conviene llevar dinero en efectivo.

Mayo y junio son una buena opción para conocer Bulgaria. En julio y agosto se reduce la oferta cultural y los viajeros que esperan algo más que una naturaleza en su esplendor se quedarán algo decepcionados. Septiembre y octubre, el llamado "verano de los gitanos", quizás son los mejores meses para visitar este rincón de los Balcanes.

No hace falta adquirir leva en el país de origen, basta saber que en Bulgaria el cambio más conveniente se hace en los bancos. En los aeropuertos, las estaciones y los hoteles conlleva una comisión importante, por lo que no es recomendable. Se tiene que evitar el cambio efectuado por personas privadas en la calle: es algo ocurre en los lugares turísticos más concurridos y siempre resulta ser una trampa.

Una buena alternativa a los bancos son las múltiples oficinas de cambio que se encuentran en los centros de todas las ciudades. Hay que tener cuidado con la comisión que aplican: basta preguntar previamente cuántos leva exactamente se van a recibir por la cantidad que se quiere cambiar.

Bulgaria es uno de los países más económicos de Europa. Una entrada de cine puede costar entre uno y tres euros; las de teatro, ópera y ballet llegan hasta seis o siete euros, como mucho. Un buen almuerzo varía desde cuatro o cinco euros, en un lugar "casual", hasta unos 25 ó 30, en un restaurante de lujo. Un billete para el transporte urbano equivale a 25 ó 30 céntimos, mientras uno de ida y vuelta en autobús a Atenas, por ejemplo, no supera los 40 euros (al igual que el de ida y vuelta a Belgrado, en coche-cama).

En los hoteles muchas veces hay dos tarifas, una para los búlgaros y otra para los extranjeros. Esta "discriminación" se debe al hecho de que, aunque sea económica para los que llegan de otros países, Bulgaria a veces es bastante inaccesible para sus propios ciudadanos, cuyo salario mínimo se acerca a los 100 euros al mes.

El sistema de autobuses y ferrocarriles búlgaro es más barato que cómodo, pero funciona. Las grandes distancias y los destinos más comunes están muy bien comunicados y hay varias compañías de autobuses para escoger. No se puede decir lo mismo en lo que se refiere a lugares de interés algo apartados (algunos monumentos religiosos o ciertas aldeas bonitas en las montañas): muchas veces resulta difícil alcanzarlos. Contaminantes, bastante desvencijados y algo caóticos son los autobuses urbanos, que no tienen horarios explícitamente anunciados y cuyo tráfico en invierno se ve entorpecido a causa de la nieve y el hielo.

En los últimos años las principales carreteras del país han sido restauradas, así que los viajes en coche resultan bastante placenteros (de todas formas, dado el clima riguroso de Bulgaria, es preferible no emprenderlos en invierno). En muchas partes las carretera están hechas polvo y prácticamente sin señalizaciones. El GPS puede sernos muy útil ya que en mucho lugares nos toparemos con el handicap de la info en alfabeto cirilico.

Las señales de tráfico son iguales a las de toda Europa. En las carreteras los nombres de los destinos están en cirílico y en caracteres latinos. Los problemas de comprensión empiezan dentro de las ciudades, donde las placas con los nombres de las calles se ven exclusivamente en búlgaro.

En Sofía existen autobuses urbanos, tranvías, trolebuses, metro, taxis y "marshrutki" (una especie de taxis con tarifa e itinerario fijo, que son la alternativa privada de la red de otros medios de transporte públicos). Son todos recomendables, teniendo presente que los taxis suponen un \'control\' especial. Tienen que tener la tarifa exhibida en el parabrisas y es mejor negociar un precio antes de emprender el trayecto, que en Sofía, aunque largo, pocas veces puede costar más de 4 ó 5 euros. Conviene llamar a los taxis o cogerlos en la calle, con particular cuidado en las zonas de la estación de trenes y del aeropuerto: hay muchos que intentan engañar a los extranjeros con sumas absurdas.

En lo que se refiere al transporte aéreo, la compañía nacional Bulgaria Air suele tener precios más reducidos que las otras.
No es un país especialmente peligroso. Los turistas están expuestos sobre todo a dos tipos de robos: de coches y de carteras. Ambos se pueden evitar fácilmente; basta dejar el coche en un aparcamiento vigilado y tener cuidado en el transporte público y las calles concurridas, los lugares preferidos por los carteristas. Cabe recordar que en todas las ciudades hay muchas zonas mal iluminadas y no conviene emprender caminatas solitarias de noche.

El número de teléfono gratuito de los bomberos es el 160, y el de la Policía, el 166.

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