Las Klek Shops, literalmente
“tiendas para arrodillarse” son pequeñas tiendas localizadas normalmente en el
sótano de los edificios viejos de Sofía pero con la suficiente altura para que
una ventana pueda asomarse a la acera. Las transacciones comerciales se
realizan a través de esta apertura. Suelen estar abiertas hasta altas horas de
la noche o en algunos casos, las 24 horas.
Son bastante comunes y los
precios no son más elevados que los de las tiendas “normales”. Aunque los
búlgaros que conozco me han dicho que mi teoría es descabellada, me gusta
pensar que estas tiendas, reductos de la era soviética, representan la
“inferioridad” del cliente que tiene que agacharse o peor aún, arrodillarse para
ser atendido por el vendedor, algo impensable en el mundo capitalista en el que
vivimos, en el que el cliente se supone “siempre tiene la razón“.
Luis Cicerone
especialista de marketing online y obsesionado con los viajes.
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