lunes, diciembre 11, 2006

LA CUEVA UTERO DE NENKOVO (BULGARIA)


Este increíble complejo tracio fue descubierto y dado a conocer en abril del año 2001. Está situado a unos veinte kilómetros de la ciudad de Kúrdzhali, a lo alto del albergue “Borovitza”, en las regiones rocosas de Tangaruk kayá. Es un lugar solitario de los montes Ródopes orientales, en cuyos alrededores se encuentra la zona más poblada de cámaras talladas en las rocas de época tracia, sobre cuya funcionalidad todavía se está conjeturando.

Apenas en la entrada ya se encuentra el visitante con la sorpresa de ver el acceso peñascoso de la cueva en forma de vulva que lleva a una galería de 22 metros de profundidad. Los especialistas consideran que en un principio legaba a unos 16 metros y que fue moldeada, por obra humana, en forma de matriz femenina regada por las aguas subterráneas. En su parte meridional interna está situado un altar que simboliza el útero.

La gran sorpresa para el no iniciado ocurre hacia el mediodía cuando una ranura artificial del techo de la galería deja que un rayo de luz se proyecte en forma fálica luminosa que avanza paulatinamente hacia el altar-útero. El fenómeno tiene lugar sólo en determinada época del año (enero-febrero), cuando la posición septentrional del sol está situada lo suficientemente
bajo como para permitir al rayo solar fertilizar simbólicamente el templo.


Los expertos en tracología afirman categóricamente que se trata de la misma cueva-útero cuya existencia habían predicho a partir del escaso material documental del mundo antiguo. En este templo, sin duda, se producía la culminación de los misterios órficos que según la tradición clásica tenían lugar en un templo de las mismas características, situado en la isla de Samothraki, donde los célibes iniciados oficiaban su culto orgiástico con las doncellas tracias.

El sentido de este culto telúrico está emparentado con la tradición indo-irania según la que el rey y sumo sacerdote muere y renace al igual que el ciclo vital de la propia naturaleza. Se oficiaba en los lugares altos donde el sacrificio animal o humano representaba la propia muerte, seguida de la celebración simbólica de sus esponsales con la madre tierra y su fertilización que tiene lugar en su propio útero: la cueva (Macrobio).

De algunos de los detalles de este culto perdido en el tiempo, hablan los rituales folclóricos que han pervivido en la zona del monte Strandzha. Según la tradición popular, la santa Marina había sido engendrada en respuesta a la plegaria de su madre al sol y, una vez al año, los jóvenes solteros y las doncellas de los alrededores se reúnen en estas cuevas para participar de los misterios de tal concepción. La relación con la referida por Heródoto promiscuidad de las doncellas tracias que frecuentaban las cuevas sagradas de Samothraki parece ser directa.

Parecidos eran los ritos de los que tenemos noticia que se oficiaban en el antiguo templo órfico de Delphi. Con todo, los datos más interesantes los debemos a “las Bacantes” de Eurípides que contiene la descripción de estos misterios y la explicación que las aguas que regaban las cuevas-útero simbolizan el esperma que fertiliza la matriz de la madre tierra.

Precisamente en los alrededores de esta cueva-útero nace el río Perpereshca que pasa cerca de Perpericón, situado a unos 20 km. río abajo.

Fotos Chavdar Stoychev.
Referencia de la autora:
http://usuarios3.arsystel.com/eremia/index.htm

1 comentario:

Carolina Izquierdo Amaruch dijo...

Me parece muy interesante.. El culto a la vida misma.. Gracias por el artículo. Quiero ir!

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