Dimensiones del Titanic
El Titanic zarpa
Hundimiento del Titanic
Restos hundidos del Titanic
Restos hundidos del Titanic
Hay pequeños lugares en el mundo que sin buscarlo se convierten de repente en historia. Beli Osam es un pequeño pueblo de la región de Troyán, al norte de Bulgaria en cuyo seno nunca ocurrió nada trascendente hasta que un día se transformó en leyenda. Pero pocos saben que esa desconocida localidad de las profundas montañas de Bulgaria, está relacionada, en cierta medida, con el mayor naufragio de la historia: el hundimiento del Titanic.
Pocas catástrofes marítimas han sido tan comentadas, tan discutidas como la del lujoso Titanic, el buque más moderno, rápido y lujoso de su época que se hundió a 4.000 metros de profundidad en las aguas heladas de Terranova, el 14 de Abril de 1912 en su viaje inaugural, llevándose consigo la vida de mil quinientos pasajeros entre los que se encontraban miembros de la alta sociedad americana y británica y muchos pasajeros y operarios de diversas nacionalidades, entre ellos, algunos ciudadanos búlgaros. El gigantesco navío se rompió en dos partes que quedaron en el fondo del océano a más de 600 metros de distancia una de otras.
KarlFM.-
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Kalyo Nénov
Casa de Kalyo Nénov en Beli Osdam
A bordo del trasatlántico había búlgaros del área de Troyán. Uno de ellos, sin embargo, logró escapar de la muerte por milagro y años más tarde regresó a su pueblo natal donde levantó una casa magnífica. En la actualidad, la morada es un complejo etnográfico que contiene una colección de museo interesante, y el que quiera puede alojarse allí y sumergirse en otra época.
Corría el año 1912. En la muchedumbre ante la oficina de la agencia de viajes había un muchacho de 16 años llamado Kalyo Nénov. El joven apretaba en la mano una bolsita con 30 monedas de oro, el precio del pasaje a la tierra soñada por él: Estados Unidos. Con cincuenta paisanos más, Kalyo partió a Southampton, uno de los principales puertos de Inglaterra, donde debía embarcarse a bordo del Titanic.
"Los habitantes del área de Troyán eran gente de mente abierta y espíritu aventurero. Por esto muchos vecinos de la zona se fueron al extranjero en busca de dinero fácil y felicidad" -dice Tzvetán Dimitrov, dueño del complejo etnográfico Los Cántaros en la aldea de Beli Osam.
Mas no todos los búlgaros que adquirieron pasaje para el Titanic subieron a bordo del barco infortunado. Caídos en la euforia, en la víspera del viaje, algunos de ellos se emborracharon, esquivando así la muerte en las aguas heladas del océano. Otros, como Kalyo, decidieron vender su boleto en el último momento a un precio exorbitante y tomar la próxima nave que levara anclas en dirección a la Tierra Prometida. Se supone que todos nuestros connacionales, unos cuarenta aproximadamente que viajaban en tercera clase, encontraron la muerte a bordo del Titanic.
"Siete de ellos eran de la vecina aldea de Gúmoshtnik, comenta Tzvetán Dimitrov, ahí hay un monumento en su honor donde llevamos a menudo a los turistas. Del cercano pueblo de Sénnik murieron dos, y hay uno que sobrevivió. Pero la mayoría de las víctimas, alrededor de 11, son de Sádovets, un pueblo en las proximidades de Pléven (Bulgaria Septentrional). Cuando el Titanic se hundió muchos de nuestros compatriotas que vendieron su pasaje renunciaron a viajar a Estados Unidos. Pero no era ése el caso de Kalyo quien, a pesar de todo, se fue y se quedó allí nueve años".
En el Nuevo Mundo Kalyo Nénov trabajó como carpintero y albañil, prosperando en todas sus empresas. Ganó, además, una enorme cantidad de dinero en juegos de azar y en 1921 regresó a su aldea, Beli Osam, donde levantó una magnífico casón junto a su casa natal. Hasta hoy día los habitantes del pueblo guardan recuerdo de su fabulosa fortuna, y también de su generoso corazón.
"Cuando compramos ambas casas para convertirlas en un hotel familiar, no sabíamos nada de esta emocionante historia, hasta que hallamos, escondida en la despensa, una vieja valija de madera. En ella estaba escrito: "Varna - Nueva York”. Dentro había fotos, cartas y documentos - entre éstos la libreta de ahorros de Kalyo, que contenía $ 350, una gran cantidad de dinero en aquel entonces” -continúa Tzvetán. Los nuevos propietarios decidieron conservar intacto el estilo Renacentista de las casas y en una de ellas ordenaron una colección de museo que da a conocer la vida de Kalyo”.
Traspasando el umbral del complejo, el visitante cruza en otra dimensión donde todo está hecho de madera y piedra, y las alfombras antiguas y los armarios son auténticos. Los turistas extranjeros, fascinados por el hotel antiguo, se alojan allí todos los veranos. "Los turistas quieren saber más sobre nuestros compatriotas que murieron a bordo del Titanic, preguntan por los detalles, ven las fotos de Kalyo, nos hacen leer su correspondencia… Total, esta historia se ha convertido en una importante atracción turística”, resume Tzvetán Dimitrov. Según él, el espíritu de Kalyo sigue habitando la casa antigua, donde cada rincón guarda el recuerdo de este búlgaro que osó cumplir sus sueños.
Texto de Veneta Nikólova
Versión en español por Daniela Radíchkova
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Fotos de Kalyo Nénov y Belo Osdam: Veneta Nikólova