"Debemos tener
una sola bandera, y en ella las palabras:
santa y pura república"
santa y pura república"
"Son las obras
lo que necesitamos, no las palabras”
"Si yo gano,
gano para todo nuestro pueblo; si pierdo, pierdo sólo a mí mismo"
VASIL LEVSKI
Cuenta la leyenda que cuando Dios
decidió repartir el mundo entre los pueblos, los únicos ausentes fueron los
búlgaros, porque seguían trabajando en el campo. Cuando ya nada quedaba por
repartir, Dios se acordó de ellos y premió su laboriosidad obsequiándoles un
pedazo del Paraíso: el centro de los Balcanes, al que llamaron Bulgaria.
Bulgaria es una de las tierras
más desconocidas de Europa. Su historia es tan potente que conocerla eriza de
cualquier ávido de conocimiento. Es una historia repleta de dolor y sangre, de
luchas constantes, dada su estratégica ubicación: el corazón balcánico, única puerta
para penetrar por el sura desde Asia a Europa. Los otomanos vieron la oportunidad
de expansionar su imperio hacia Europa y decidieron apoderarse de la zona.
Desde finales del siglo XIV hasta
finales del siglo XVIII, Bulgaria fue dominada por los turcos. La Iglesia ortodoxa
fue suprimida y sometida al Patriarcado otomano de Constantinopla. Esto provocó
que la Iglesia búlgara se helenizara y abandonara el “eslavón” (1) en
sus ritos. La aristocracia fue liquidada y la superviviente deportada a
Anatolia u obligada a convertirse al Islam. Pero, a pesar de la profunda
represión, una gran parte de resistentes búlgaros lograron mantener sus
creencias cristiano-ortodoxas, excepto en el suroeste del país, donde se
concentró una minoría de conversos musulmanes llamados “Pomacos” (2). Bulgaria permaneció sometida por los turcos durante
cinco largos siglos hasta que, a comienzos del siglo XIX, empezó a
despertar el ansia de libertad e independencia búlgaras gracias a los emergentes
nacionalismos liberales europeos. Y justamente en abril de 1876, algunos búlgaros
crean el llamado “Comité Revolucionario Secreto Búlgaro”, y hacen estallar el
levantamiento armado conocido como “Sublevación de abril”. Lamentablemente
la revuelta fue reprimida por los otomanos con extrema crueldad. Innumerables
aldeas fueron saqueadas, quemadas, arrasadas y las víctimas se contaron por
decenas de miles, sobre todo en las ciudades de Batak, Perushtitsa y Bratsigovo.
Las masacres fueron tan sangrientas que provocaron
la reacción de la opinión pública y diplomacia europea, lo que propició una
campaña contra los "horrores búlgaros". Aprovechando esta matanza de
eslavos, Rusia declaró la guerra a Turquía (1877-1878) en abril de 1877.
En el conflicto intervinieron también el ejército rumano y búlgaro. Finalmente
la guerra terminó con la completa derrota de Turquía y la proclamación de la independencia
de Bulgaria.
Muchos fueron pues los rebeldes búlgaros
que en la rebelión de abril se
convirtieron en héroes nacionales. De todos ellos el más admirado fue Vasil
Ivanov Kunchev, apodado Vasil Levski, el más grande revolucionario y héroe
búlgaro por excelencia. Toda Bulgaria admira y respeta la memoria de este
fascinante hombre, hasta el punto de ser venerado como a una leyenda. Levski nació
el 18 de julio de 1837, en la ciudad de Karlovo, al sur de los Balcanes, justo
cuando el país estaba invadido por imperio otomano y sus constantes
atrocidades. Conocer esos horrores generó la conciencia de Vasil quien dedicó
su vida, esfuerzo y energía a la liberación de Bulgaria. Es por eso que es
conocido como “El Apóstol de la Independencia Nacional de Bulgaria” y un líder
revolucionario con las actitudes de un león: fuerza, dominio, destreza y
valentía.
Inspirado en la Revolución
Francesa, Levski apostó por el alzamiento armado de todos los búlgaros contra
el Imperio otomano. Imaginó una República Democrática en Bulgaria, donde
primase la libertad de expresión, de ideas y de asociación. En 1869 comenzó la
organización de los comités revolucionarios y en 1872 la red de comités
clandestinos estaba establecida y comenzaron a atacar. Las autoridades otomanas
hicieron muchos esfuerzos por capturar a Vasil, pero muy hábilmente se escondió
en los templos ortodoxos más inaccesibles. La mayoría de los búlgaros creen que
el Monasterio de Rila fue utilizado como cuartel general por el propio Levski. Finalmente,
Levski fue capturado en una taberna al este de Lovech, cerca de la ciudad de
Pleven. Se cree que fue traicionado por un sacerdote llamado Krastiu. Murió en
la horca el 18 de febrero de 1873. Tenía 35 años. Los comités búlgaros
siguieron actuando tras la muerte de Vasil, aunque la Revolución de abril de
1876 no llegó a buen puerto, pero si fue el principio del fin de la dominación
otomana. En 1878 Bulgaria recuperaría su independencia. Tras la guerra entre
Rusia y Turquía (1877-1878), en el frondoso paso de Shipka, rusos y búlgaros
acabaron con los cinco siglos de tortura otomana. Y el 3 de marzo, el cual el
imperio otomano reconocía la independencia de una gran Bulgaria. En base a ello,
cada 19 de febrero el país rinde homenaje a Vasil Levski. Una vocación
revolucionaria y unos sueños de libertad que son recordados año tras año en
toda Bulgaria. Sin duda, Levski es el gran héroe nacional.
La figura de Vasil Levski es
totalmente desconocida para la mayoría de los ciudadanos occidentales. Y, sin
embargo, la historia de los comités búlgaros parece el preludio de algo mayor
que vendría después: los soviets y el derrocamiento del zar de Rusia.
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