La creencia en seres de
ultratumba que acechan de noche y sacian su sed de sangre con las gargantas de
campesinos y doncellas de aldeas remotas no es solo literatura de horror
gótico, si no que es una realidad incrustada en convicciones ancestrales europeas,
especialmente en la Europa central y del Este.
Hace pocos días, un grupo de arqueólogos ha descubierto en Bulgaria, cerca de un monasterio medieval en la pequeña ciudad de Sozopol, a orillas del Mar Negro, dos esqueletos atravesados por un arado de hierro en la zona del corazón enterrados en sendas tumbas, según ha revelado el director del Museo Nacional de Historia, Bozhidar Dimitrov. Según los primeros indicios, datan del siglo VIII ó IX y revelan una costumbre pagana que subsistía entonces entre los cristianos de la época y que consistía en atravesar el corazón de algunos fallecidos con una hoja metálica para que no volviesen de entre los muertos y se convirtieran en vampiros. Se creía que el peso del metal presionaba al muerto y no le permitiría levantarse y vagabundear en la noche, bebiendo sangre de la gente. Además, se les cubría con ascuas o sus extremidades se ataban con cuerdas.
Parece ser que estos cristianos "Practicaban este rito contra personas que en su vida se
consideraban malvadas, hacían maldades contra la gente o simplemente se
ocupaban de algo que la sociedad no entendía, como por ejemplo investigaciones
científicas o médicas. Se creía que después de morir, tales personas se convertían
en vampiros y torturaban y atormentaban a los vivos y se bebían su sangre. Según
la costumbre, en la noche inmediatamente después del entierro, y antes de
medianoche, cuando se creía que el difunto se convertía en vampiro, un grupo de
valientes exhumaba el cadáver y le clavaba un hierro. Se creía que el peso del
metal presionaba al muerto y no le permitiría levantarse y vagabundear en la
noche, bebiendo sangre de la gente” (Bozhidar Dimitrov).
El primer esqueleto hallado podría ser una persona de alto nivel social, quizá un alcalde, un recaudador de impuestos, un consejero o un sacerdote riguroso en su persecución de los violadores de la moral cristina; el segundo podría pertenecer, según indica la constitución de los huesos y la cercanía al primer túmulo, de su esposa.
Varios medievalistas búlgaros consultados explicaron que en aquella época se creía que las personas con anomalías físicas, como por ejemplo, tener un cráneo más grande de lo habitual o joroba, eran vampiros. Otro arqueólogo búlgaro, Nikolay Ovcharov, reveló que no hace mucho tiempo se descubrió un cadáver de la misma época enterrado cerca de una iglesia en la ciudad de Veliko Tarnovo, en Bulgaria central. El profesor Bozhidar Dimitrov avanzó que las investigaciones arqueológicas continúan y que se han hallado en esa localidad y en otras cercanas alrededor de 80 tumbas que se sospecha fueron sometidas al mismo ritual.
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