¡Qué noche más entrañable que la Nochebuena! Noche de paz,
noche de amor… Noche que presagia el nacimiento del Niño Jesús… Si en
Nochebuena nieva, habrá muchos enjambres nuevos en el Año Nuevo. Si en
Nochebuena hay neblina, todo el año será nublado. Los sueños vistos en
Nochebuena predicen el futuro, y los votos hechos en esta noche se hacen
realidad. Hay muchas creencias más que acompañan esta festividad en la
tradición búlgara.
La Nochebuena es llamada en búlgaro Pequeña Navidad o Bozhich, la noche de Dios. El 24 de diciembre fue establecido por la Iglesia como fecha de la Natividad allá en el siglo VI. Hasta entonces a estas alturas del año se habían celebrado diversas festividades paganas relacionadas con la preparación para afrontar un nuevo comienzo e iniciar un nuevo ciclo, es decir, con la activación de la fuerza física y espiritual del hombre. En tierras búlgaras por estas fechas se veneraba al Dios Joven o sea al Sol Nuevo. Los días inmediatamente anteriores y posteriores al solsticio de invierno eran concebidos como un período muy especial en el calendario. Desde la Nochebuena comenzaban a correr los llamados Días Sucios, en que se producía la renovación de las energías naturales. El pueblo creía que en Nochebuena el cielo se abría. Esto significaba que se borraba el linde entre el mundo terrenal y el más allá. Las actuaciones simbólicas practicadas en este día estaban llamadas a preparar la mente para la inminente transición y ofrecer conocimientos sobre lo importante, lo sustancial y lo intransitorio en la vida.
La Nochebuena es llamada en búlgaro Pequeña Navidad o Bozhich, la noche de Dios. El 24 de diciembre fue establecido por la Iglesia como fecha de la Natividad allá en el siglo VI. Hasta entonces a estas alturas del año se habían celebrado diversas festividades paganas relacionadas con la preparación para afrontar un nuevo comienzo e iniciar un nuevo ciclo, es decir, con la activación de la fuerza física y espiritual del hombre. En tierras búlgaras por estas fechas se veneraba al Dios Joven o sea al Sol Nuevo. Los días inmediatamente anteriores y posteriores al solsticio de invierno eran concebidos como un período muy especial en el calendario. Desde la Nochebuena comenzaban a correr los llamados Días Sucios, en que se producía la renovación de las energías naturales. El pueblo creía que en Nochebuena el cielo se abría. Esto significaba que se borraba el linde entre el mundo terrenal y el más allá. Las actuaciones simbólicas practicadas en este día estaban llamadas a preparar la mente para la inminente transición y ofrecer conocimientos sobre lo importante, lo sustancial y lo intransitorio en la vida.
Los preparativos para la Noche Vieja se iniciaban al
amanecer. Lo primero era, nada más despuntar el alba, traer del bosque el
badnik, o sea, el fuerte leño que ardería durante toda la noche en el hogar
para calentarlo e iluminarlo. Además, ese leño servía para conocer lo que
ocurriría durante el nuevo año. El badnik debía ser obligadamente de un árbol
que diera frutos. Escoger el leño navideño era obligación de los varones. Por
lo general esta tarea se encomendaba a alguno de los hijos de la familia:
joven, enérgico y endomingado, él cortaba el badnik de un modo ritual y en uno
de sus extremos hacía un hoyo que llenaba de incienso, aceite y vino. Envolvía
el leño en un paño de lino blanco y lo traía a casa. Antes de cruzar el umbral
preguntaba a los moradores de ésta “¿Glorificáis al Dios Joven?” y éstos le
respondían “¡Sí, lo glorificamos! ¡Bienvenido seas!”.
Aunque arcaica, esta tradición se mantiene también hoy. Muchos búlgaros convierten el encendido del fuego con el badnik en una auténtica fiesta. Raras veces se reproduce todo el rito, salvo en actos públicos como una atracción para los reunidos en la plaza por ejemplo. Eso sí, el varón que haya decidido poner un badnik en su hogar se esmera en mantener vivo el fuego toda la noche para que el leño pueda quemarse íntegramente porque, según la creencia tradicional, esto sería presagio de un año de abundancia y prosperidad.
Aunque arcaica, esta tradición se mantiene también hoy. Muchos búlgaros convierten el encendido del fuego con el badnik en una auténtica fiesta. Raras veces se reproduce todo el rito, salvo en actos públicos como una atracción para los reunidos en la plaza por ejemplo. Eso sí, el varón que haya decidido poner un badnik en su hogar se esmera en mantener vivo el fuego toda la noche para que el leño pueda quemarse íntegramente porque, según la creencia tradicional, esto sería presagio de un año de abundancia y prosperidad.
La mesa en Nochebuena es algo muy especial. Antaño la comida
se servía en el suelo sobre un poco de paja (una alusión al pesebre en que
nacería el Niño Jesús).También hoy, al servir la cena en Nochebuena, el ama de
casa coloca debajo de la mesa un manojo de paja. Nochebuena es el último día de
un ayuno de 40 días en que la comida ha sido preparada únicamente a base de
ingredientes vegetales. En el pasado el ayuno era acatado por todos. Se
admitían excepciones únicamente para las personas muy ancianas o muy enfermas,
para los niños y para los viajeros.
Hoy el número de los búlgaros que hacen el ayuno es muy inferior al de los que no lo respetan, pero en Nochebuena el menú de todos es de platos preparados sin carne ni grasa animal. Los manjares deben ser un número impar: siete, nueve, etc… Lo integran los niños de arroz con puerro envueltos en hojas de col agria, los frijoles y el trigo cocido, un pastel de hojaldre con relleno de calabaza, compota de frutas secas y un pan ritual con una moneda dentro. Antaño en Nochebuena la mesa debía abundar en todo tipo de frutos de la tierra. A los manjares guisados se agregaban nueces, miel, trigo sin cocer, frutas, cebollas y ajos, estos últimos para ahuyentar el mal.
La preparación de los manjares comenzaba al amanecer, y el lugar central en la mesa le correspondía al pan. Las mujeres amasaban tres tipos de pan: uno dedicado a la fiesta y llamado Bogovets o Dios, que representaba una especie de sacrificio sin sangre consagrado al Dios Joven y, posteriormente, al Niño Jesús. El segundo tipo de pan estaba consagrado a las faenas agrícolas: la labranza de la tierra, la cría de animales, etc. Y el tercer tipo de pan eran las roscas para los koledar, los cantores de villancicos que en Nochebuena recorrerían el pueblo para parar frente a cada una de las casas y dedicar villancicos a sus moradores haciendo votos de buena salud, energía, suerte, fertilidad, fecundidad, prosperidad y bienestar. El ama de casa agradecía los votos a los cantores koledar y los premiaba con estas roscas, amasadas por regla por la joven casadera de la familia. Por cierto, las roscas de Nochebuena podían ser también una declaración de amor porque estaban destinadas a los cantores koledar pero, además, las jóvenes solían obsequiar una a su elegido.
Hoy el número de los búlgaros que hacen el ayuno es muy inferior al de los que no lo respetan, pero en Nochebuena el menú de todos es de platos preparados sin carne ni grasa animal. Los manjares deben ser un número impar: siete, nueve, etc… Lo integran los niños de arroz con puerro envueltos en hojas de col agria, los frijoles y el trigo cocido, un pastel de hojaldre con relleno de calabaza, compota de frutas secas y un pan ritual con una moneda dentro. Antaño en Nochebuena la mesa debía abundar en todo tipo de frutos de la tierra. A los manjares guisados se agregaban nueces, miel, trigo sin cocer, frutas, cebollas y ajos, estos últimos para ahuyentar el mal.
La preparación de los manjares comenzaba al amanecer, y el lugar central en la mesa le correspondía al pan. Las mujeres amasaban tres tipos de pan: uno dedicado a la fiesta y llamado Bogovets o Dios, que representaba una especie de sacrificio sin sangre consagrado al Dios Joven y, posteriormente, al Niño Jesús. El segundo tipo de pan estaba consagrado a las faenas agrícolas: la labranza de la tierra, la cría de animales, etc. Y el tercer tipo de pan eran las roscas para los koledar, los cantores de villancicos que en Nochebuena recorrerían el pueblo para parar frente a cada una de las casas y dedicar villancicos a sus moradores haciendo votos de buena salud, energía, suerte, fertilidad, fecundidad, prosperidad y bienestar. El ama de casa agradecía los votos a los cantores koledar y los premiaba con estas roscas, amasadas por regla por la joven casadera de la familia. Por cierto, las roscas de Nochebuena podían ser también una declaración de amor porque estaban destinadas a los cantores koledar pero, además, las jóvenes solían obsequiar una a su elegido.
El pan ritual, profusamente decorado, ocupa también hoy un
lugar central entre los manjares servidos en Nochebuena. Por tradición en ese
pan se coloca una moneda. Reparte el pan entre los comensales el miembro de
mayor edad de la familia. A quien le toque la moneda tendrá mucha suerte
durante el nuevo año. Antes de iniciar la cena solemne de Nochebuena el miembro
más viejo de la familia inciensa los manjares servidos, como también a los
comensales. Luego reparte el pan ritual. El primer trozo lo dedica a la Virgen
María. Si la monedita está en ese trozo, toda la familia gozará de mucho éxito
durante el nuevo año.
Hoy las amas de casa se esmeran mucho en preparar este pan ritual. Algunas reproducen recetas heredadas de sus madres y abuelas. Otras, las más jóvenes, consultan recetarios en Internet. En Nochebuena en la mesa no debe quedar espacio libre para que el nuevo año que se avecina sea colmado de felicidad y prosperidad. Habiendo comenzado a cenar, nadie debe levantarse de la mesa para que no se marche la suerte de la casa. En cuanto los comensales terminen de cenar, la mesa no se levanta. Se deja servida porque se cree que durante la noche bajará la Santísima Virgen y puede que quiera probar los manjares.
Hay más creencias curiosas, relacionadas con la cena en esta fecha. Por ejemplo, quien estornude primero tendrá el mayor éxito en el trabajo. Al partir una nuez de las servidas en Nochebuena, su contenido te indicará cómo será para ti el próximo año. Si el fruto en el interior de la nuez es completo, serás muy próspero, pero si te toca un fruto seco, debes tener mucho cuidado porque podrías enfermar.
Y por último, si quieres asomarte al futuro, pon debajo de la almohada un pedacito del trozo de pan ritual que te ha tocado. Así verás en sueños las vivencias que te esperan, promete otra creencia.
Hoy las amas de casa se esmeran mucho en preparar este pan ritual. Algunas reproducen recetas heredadas de sus madres y abuelas. Otras, las más jóvenes, consultan recetarios en Internet. En Nochebuena en la mesa no debe quedar espacio libre para que el nuevo año que se avecina sea colmado de felicidad y prosperidad. Habiendo comenzado a cenar, nadie debe levantarse de la mesa para que no se marche la suerte de la casa. En cuanto los comensales terminen de cenar, la mesa no se levanta. Se deja servida porque se cree que durante la noche bajará la Santísima Virgen y puede que quiera probar los manjares.
Hay más creencias curiosas, relacionadas con la cena en esta fecha. Por ejemplo, quien estornude primero tendrá el mayor éxito en el trabajo. Al partir una nuez de las servidas en Nochebuena, su contenido te indicará cómo será para ti el próximo año. Si el fruto en el interior de la nuez es completo, serás muy próspero, pero si te toca un fruto seco, debes tener mucho cuidado porque podrías enfermar.
Y por último, si quieres asomarte al futuro, pon debajo de la almohada un pedacito del trozo de pan ritual que te ha tocado. Así verás en sueños las vivencias que te esperan, promete otra creencia.
Autor:
Albena Bézovska
Versión en español por Raina Petkova.
Versión en español por Raina Petkova.
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