"Una política que no respeta su pasado y sus símbolos no tiene
futuro".
Boris Borisov
Primer Ministro de Bulgaria
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Mucho
de los monumentos más significativos de la era comunista en Bulgaria fueron
desmantelados después de la caída del régimen totalitario en 1989. Sin embargo,
más de un centenar de monumentos construidos entre 1945 y 1989 siguen en pie.
La mayoría de estos sitios no están reconocidos por el Estado y permanecen sin
dueño. Su número exacto se desconoce y es difícil encontrar información acerca
de sus autores y su historia. A pesar de ello algunas de las múltiples estatuas
y símbolos del país, fueron retirados de sus lugares de origen y actualmente se
hallan expuestos en el llamado Museo de Arte Socialista de Bulgaria (Bulgaria's Museum of Socialist Art).
Este
museo se abrió el 19 de septiembre de 2011 en Sofía. En el acto asistieron el
primer ministro, Boiko Borisov, el ministro de
Finanzas, Simeón Dyankov, el ministro de Cultura, Veshdi Rashidov, el ministro del
Interior, Tsvetan Tsvetanov, el
ministro de Defensa, Anyu Angelov, el ministro de Medio Ambiente, Nona Karadzhova, el
ministro de Transporte, Ivaylo Moskovski,
el Ministro Regional, Lilyana Pavlova y
la alcaldesa de Sofía, Yordanka
Fandukova.
El
museo es una filial de la Galería de Arte Nacional,
cuya finalidad es reunir, conservar y mostrar los ejemplos de arte desde 1944
hasta 1989, tiempo en el que Bulgaria estuvo bajo el mandato comunista.
Más de
150 objetos están de momento expuestos, entre ellos 60 pinturas. Se incluye un
parque de 77 esculturas al aire libre, que cuenta -entre otros- con una estatua
de 45 toneladas de Vladimir Lenin, que,
en su tiempo, estuvo sita en el centro de Sofía ahora ocupado por una estatua
de Santa Sofía.
Cuenta
también con una estatua de Stalin y con la famosa estrella roja de cinco puntas
(petolushka) que durante muchos años presidió la cima de la Casa del Partido de Bulgaria en Sofia.
El museo tiene asimismo una sala de video que muestra documentales de la época
comunista. Una tienda de souvenirs
ofrece recuerdos de la de aquellos tiempos, así como camisetas y tazas. La
entrada al museo es por el número 7 de la calle Luchezar Stanchev, cerca de la oficina de la policía KAT de tráfico. La entrada cuesta seis
leva (3 euros) y tres leva (1,5 euros) para estudiantes y jubilados. También
posee pinturas al óleo que exaltan la supuesta "amistad
eterna" entre Bulgaria y la Unión Soviética. Parece ser que
Gobierno de Bulgaria ha adoptado una ambiciosa estrategia para promover su
capital, Sofía, como un lugar de cultura atractiva y de destino para los
viajeros.
"Hemos peinado a través de cada sótano de
cada ciudad. El socialismo no es una invención de los artistas, sino de
política, pero el museo muestra la verdadera maestría. Un pueblo que no
construye museos, iglesias y carreteras no tiene manera de pasar a la
historia".
Veshdi Rashidov
(ministro de Cultura)
El
Primer Ministro Boiko Borisov también
dijo que el ministerio asignaría un extra de 75 millones de BGN, para la
construcción de los museos de arqueología, así como una reserva de 15 millones
de BGN para recuperar el histórico Monumento de
Buzludzha y que sería devuelto al del Partido
Socialista Búlgaro (BSP).
Bulgaria
es uno de los últimos países ex-socialistas que tiene, junto a Hungría y
República Checa, un museo de este tipo. La inversión se estima en 1,2 millones
de euros. El Museo ha agitado una controversia en Bulgaria, dividiendo a la
nación entre los partidarios y los opositores más inflexibles.
Entre
los encumbrados militantes comunistas resucitados destaca la silueta de cinco
metros de altura de Jorge Dimitrov,
secretario general de la Internacional Comunista, los bustos de Dimitar Blagoev, fundador del movimiento
socialista en Bulgaria y Todor Zhivkov, último
líder comunista de Bulgaria. Despiertan interés también las composiciones
estructurales dedicadas a simples trabajadores y obreros. Aterradoras escenas
de violencia y hondo pesar humano evocan las obras dedicadas a las víctimas del
fascismo.
Hemos
solicitado las respuestas a estas interrogantes a Bisera
Yosifova, crítico de arte, gerente del flamante museo: El arte socialista existe desde que existen ideas
socialistas y muchos de los artistas suscriben este ideario. No obstante, esto
no significa que no hayan sido sometidos a una especie de censura, a
determinados imperativos. La creatividad verdadera no puede existir donde haya
concesiones. No podemos buscar, bajo ningún concepto, un conformismo en las
obras de personas de talento extraordinario y de fe profunda en una idea. Son
justamente esas personas los idealistas de la época. Son personas que profesan
por completo esa ideología en su forma más idealizada.
Texto y fotos de Carlos Flaqué Monllonch