A finales de 2012 visitamos a la
familia de Raina y Todor Georgiev de Asenovgrad. Vida familiar en armonía, a
pesar de las dificultades ante las que la vida les haya enfrentado, éste es su
balance a finales de este año, difícil para todos los búlgaros. Raina es ex
trabajadora en la administración de una empresa, Todor es chofer y es
responsable de transportar por todo el país los productos de una importante
empresa de alfombras de Bulgaria Central. La alegría y la esperanza de la
familia son los hijos y los nietos, para los que la abuela Raina y el abuelo
Todor son las mejores personas del mundo. Cuando se reúnan juntos en la mesa de
Navidad, alrededor de las deliciosas comidas y las copas del delicioso vino Mavrud de Asenovgrad, se desearán, como siempre, que en el año nuevo tambien
estén juntos porque en esto radica su fuerza.
Tengo una familia grande y buena, dice Raina Georgieva. Mi marido
está conmigo ya 39 años y me hace sentir rodeada de amor y yo le correspondo
con lo mismo. Nuestro hijo tiene dos hijos y nuestra hija, otro más. Trabajan,
están felices en sus matrimonios. Por tradición, cada domingo nos reunimos en
casa para hablar sobre la semana pasada, vernos y divertirnos un rato. Este año
no hemos tenido grandes dificultades. Gracias a Dios, como muchas familias
búlgaras, logramos vivir con los ingresos que tenemos. Lamentablemente, he
tenido, por así decirlo, un pequeño accidente: después de largos años de
trabajo me han despedido, por recortes de personal. Sin embargo, pienso que
lograremos salir adelante.
La hija de la familia de los Georgiev trabaja en la administración municipal;
el hijo, en una empresa de producción de plásticos. No hay mayor
satisfacción para los padres que saber que en los tiempos actuales difíciles
sus hijos están sanos, tienen ingresos estables y pueden afrontar los gastos de
sus familias, para la crianza y la educación de los hijos, dice Raina
Georgieva. Mi marido y yo a menudo hemos tenido dificultades financieras, dice
ella, seguramente las tengamos tambien en el futuro, pero siempre encontramos
una solución, al igual que todos los búlgaros. Porque los búlgaros pueden vivir
con más y con menos dinero. Lo importante es que la bondad esté viva en
nuestros corazones; que estén vivos nuestros amigos, con los que podemos contar
en momentos difíciles.
La preparación para la próxima fiesta de la Natividad de Nuestro Señor
Jesucristo ya está en plena marcha. Los regalos para los nietos ya están
comprados, hay tambien pequeños regalos para los demás miembros de la familia.
“Respetamos las tradiciones”, dice Raina Georgieva y nos hace recordar las
tradiciones cristianas de Noche Buena, la víspera de Navidad.
En esta época seguramente muchos búlgaros viajarán miles de kilómetros para
sentarse a la mesa con sus familiares, dice Raina. De la misma manera
nosotros con mi gran familia nos sentaremos a la mesa de Noche Buena con las
comidas típicas sin carne. Haremos niños de arroz envuelto en hojas de parra o
de col fermentada, pimientos rellenos de alubias y arroz, habrá pastel salado
de hojaldre, compota de frutas secas, pastel de calabaza, frutas, nueces y
miel, habrá todo lo que manda la tradición. Algo muy importante es el pan de la
Virgen María, amasado por mí. Por supuesto, incensaré la mesa festiva para
ahuyentar las fuerzas malignas de nuestra casa, al igual que lo hacía mi
abuela. Después de rezar por la salud de todos y por la fertilidad, el miembro
mayor de nuestra familia, mi marido, repartirá la hogaza.
El primer trozo
siempre se deja al lado del icono de la Virgen María, el segundo trozo es para
la casa, y luego el resto de la hogaza se reparte por orden según la edad de
cada uno. En la mesa tiene que haber un número impar de comidas, 7, 9 u 11.
Debe haber miel, para que la vida nos resulte dulce. Tiene que haber tambien
cebolla para que nuestros bienes se multipliquen como las escamas de la
cebolla. Obligatoriamente se pone también ajo en la mesa, para que nos proteja
de las fuerzas malignas. En la mesa no debe faltar trigo hervido, porque el pan
es lo más importante para los búlgaros. Con las nueces se adivina cómo será la
suerte de la casa: si la nuez es buena, entonces el año también será bueno y
próspero. En Noche Vieja en la mesa tiene que haber frutas de color naranja y
rojo para que haya calor y tranquilidad en el hogar, y por supuesto una jarra
de vino tinto.
La tradición es que la cena empiece pronto, que nadie se levante
de la mesa, que todos cenen juntos y que se levanten de la mesa juntos también.
La mesa de Noche Buena no se recoge hasta la mañana siguiente, porque se cree
que los fallecidos de la familia vienen a comer en Noche Buena.
En los días en torno de estas fiestas preclaras, prosigue Raina Georgieva, creo
que en cada corazón búlgaro vive la bondad. Seamos mejores personas, ayudemos a
los necesitados, y no amarguemos la vida de los demás. En este mundo hay mucho
mal, añade ella. Últimamente la naturaleza nos hace recordar su fuerza y muchas
personas han resultado damnificadas. Ojalá, cada persona en esta tierra tenga
su sitio a la mesa, entre personas buenas, porque en estas fiestas preclaras
cada ser humano merece tenerlo.